EL RETO DE LA VUELTA AL COLE: AYUDA A LOS MENORES EN LA ADAPTACIÓN A LA RUTINA

El regreso al colegio tras las vacaciones de verano puede ser un desafío para muchos niños y adolescentes. Este periodo de transición entre las vacaciones y el comienzo del curso escolar puede generar ansiedad, dificultades para concentrarse y alteraciones en los hábitos de sueño y alimentación, entre otros problemas. En España, se estima que 3 de cada 10 menores experimentan lo que se conoce como «síndrome postvacacional», un conjunto de síntomas emocionales y físicos que surgen al regresar a la rutina escolar.

¿Por qué es difícil el regreso al colegio?

La rutina escolar supone una estructura diaria y una demanda constante de rendimiento académico, que contrasta significativamente con la libertad y la flexibilidad de las vacaciones. Este cambio brusco puede afectar a los niños en diferentes niveles:

1. Ritmo biológico alterado: Durante las vacaciones, es común que los menores cambien sus horarios de sueño y alimentación, lo que puede dificultar la vuelta a los hábitos saludables cuando comienza el curso.

2. Ansiedad social y académica: El reencuentro con compañeros y profesores, junto con la presión por obtener buenos resultados, puede generar nerviosismo, especialmente en los niños más introvertidos o aquellos que han tenido dificultades académicas en el pasado.

3. Desconexión emocional: Después de un largo periodo de descanso, algunos menores pueden sentir que les cuesta reconectar con el entorno escolar y retomar el hábito de estudiar.

Las dificultades de adaptación en España

Un estudio reciente del Observatorio de la Infancia en España indica que hasta un 20% de los niños experimentan algún tipo de ansiedad o dificultad emocional al volver a la escuela. Este fenómeno es especialmente frecuente en los menores entre 6 y 12 años, un grupo de edad que suele verse más afectado por la presión de la adaptación a nuevas etapas escolares y sociales. Además, los expertos apuntan que la pandemia ha incrementado la vulnerabilidad emocional de muchos estudiantes, lo que agrava el síndrome postvacacional en algunos casos.

¿Cómo pueden ayudar las familias?

Para que la vuelta al colegio sea más llevadera y los niños puedan adaptarse de forma efectiva, los especialistas recomiendan una serie de estrategias que pueden ayudar tanto a padres y madres como a los menores:

1. Restablecer los horarios gradualmente: Ajustar los horarios de sueño y alimentación unos días antes de que comience el curso es fundamental. Dormir entre 8 y 10 horas ayudará a que los niños lleguen descansados y con energía.

2. Fomentar una actitud positiva: Hablar del regreso a la escuela de manera positiva, resaltando los aspectos que más disfrutan (amigos, actividades favoritas), reduce la ansiedad y genera expectativas más agradables.

3. Revisar juntos el material escolar: Preparar la mochila, revisar los libros y organizar el material con antelación les ayudará a sentirse más preparados y confiados.

4. Crear una rutina progresiva: Establecer rutinas en casa que faciliten la adaptación al nuevo ritmo, como un tiempo fijo para el estudio y las actividades extracurriculares, ayuda a los niños a manejar mejor su tiempo.

5. Apoyo emocional: Mantener una actitud comprensiva y abierta a escuchar las preocupaciones de los hijos. A veces, los niños no expresan su ansiedad de forma clara, por lo que es importante estar atentos a las señales no verbales.

6. Practicar ejercicios de relajación: Técnicas como la respiración profunda o el mindfulness pueden ser útiles para manejar el estrés y la ansiedad, especialmente en los días previos al inicio del curso.

¿Cómo pueden ayudar los educadores?

Los educadores juegan un papel fundamental en la adaptación de los menores al nuevo curso. Recogemos aquí algunas estrategias que pueden poner en práctica para facilitar la transición:

1. Creación de un ambiente acogedor: El primer día de clase es clave para establecer un ambiente positivo. Los educadores pueden dar la bienvenida a los estudiantes con actividades que fomenten el diálogo y la cooperación, ayudando a romper el hielo y aliviar la ansiedad social.

2. Flexibilidad inicial: Comprender que los primeros días pueden ser difíciles para muchos estudiantes es esencial. En lugar de entrar de lleno en el temario, los profesores pueden dedicar tiempo a actividades de repaso y adaptación que permitan a los estudiantes ir retomando el ritmo gradualmente.

3. Fomentar la participación: Diseñar dinámicas de grupo y actividades interactivas facilita el aprendizaje y ayuda a los niños a reconectar con sus compañeros y a sentirse parte del grupo.

4. Detección temprana de dificultades: Observar el comportamiento y las emociones de los alumnos en los primeros días de clase puede ayudar a detectar aquellos que están experimentando mayores dificultades de adaptación. Los educadores pueden ofrecer apoyo emocional, derivar a servicios de orientación o comunicarlo a los padres si es necesario.

5. Comunicación fluida con las familias: Mantener un canal de comunicación abierto y frecuente con los padres es clave para ayudar en la transición. Compartir información sobre el comportamiento y progreso del niño en los primeros días puede proporcionar a las familias las herramientas para apoyar mejor desde casa.

En conclusión, el regreso al colegio no tiene por qué ser un proceso difícil si tanto las familias como los educadores toman las medidas adecuadas para facilitar la transición. En Dide.org somos expertos en detectar potencialidades y dificultades educativas, emocionales y comportamentales de forma temprana para poder intervenir. Puedes acceder a la herramienta de diagnóstico en este enlace.

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